Por Gustavo Stiglitz
AME EOL-AMP
Director del CID Salta
Médico Psiquiatra
Agradezco la invitación a participar en este trabajo en constante elaboración sobre
el empalme entre psicoanálisis en intensión y extensión.
Imposible abordar estas cuestiones sin la referirse a la Proposición de Lacan de
1967 sobre el psicoanalista de la Escuela.
Hoy, cuando Jacques Alain Miller inventa a la Red Internacional Zadig, la define
como una “extensión” de la AMP y sus Escuelas, “en el nivel de la opinión”.
Seguimos entonces en ese empalme y no es seguro que hayamos extraído todas
las enseñanzas de la Proposición al respecto.
Se trata de una paradoja que exige a los analistas poner a prueba un saber hacer
cada vez.
El analista, ese rara avis que se produce uno por uno en la intimidad del lazo
transferencial, a través del trabajo sobre el saber textual de su inconsciente, ese,
¿cómo puede hacerse presente, poner el cuerpo, hacerse escuchar, intervenir e
incidir, en la extensión del campo social, político, en donde no existe como tal?
¿Cómo se anuda en cada analista, lo más íntimo de su caso como analizante y la
solución que encontró en el punto en que esté de su análisis personal, con lo más
exterior que son los debates de la época?
Un exterior íntimo, ya que se trata de su voz en esos debates.
Es la pregunta por lo exterior en lo íntimo, lo éxtimo.
Cuando hablamos de intensión, nos referimos al analista como concepto encarnado,
a verificar caso por caso, por el saber textual que se produce cada vez. En cada
análisis, en cada sesión, en cada control.
Pero el concepto “analista” carece de extensión en tanto no se puede generalizar y
formar el grupo de los analistas, a partir de lo que los hace justamente, analistas. ¹
Pueden agruparse sí, a partir del saber referencial. De las referencias compartidas.
Por ejemplo, Lacan, la lectura de Jacques Alain Miller de la enseñanza de Lacan,
etc. Pero no pueden agruparse a partir de lo que hace que cada uno de ellos se diga
“psicoanalista”, que depende de ese saber que se produce en cada sesión, que se
enriquece con cada lapsus, con cada equívoco, con cada acto analítico.
Pero sí podemos decir que lo más singular de cada uno, y el modo en que el deseo
del analista viene a inscribirse allí, están en el lugar de la causa del agrupamiento.
La causa analítica, que una Escuela de psicoanálisis representa en el mundo.
Con la Proposición, pensar la acción lacaniana a partir del empalme entre la
intensión y la extensión. Es decir, la presencia y la incidencia del psicoanalista en
la ciudad, tienen, para el psicoanalista de la Orientación Lacaniana, que referirse por
estructura a ese empalme con lo más íntimo de su análisis.
De paso, otra cuestión nos queda planteada: que relación entre la conocida “acción
lacaniana” y la recién llegada a nuestro campo, “incidencia política”?
El desafío es cómo garantizar su efectuación ² , la del empalme, en cada analista.
Mientras que sí existe la extensión del grupo de los políticos, por ejemplo. Aunque
haya enormes diferencias personales, siempre podrán identificarse a tal o cual
partido político, a tal o cual ideología o posición política.
¿Cómo podría un analista, que como analizate es – o fue – aquel que habló de cosas
que no existían ³ hasta reducirlas al real que las determinaba y que consintió a ese
real hasta dejarse orientar por su sinthome, cómo podría ese, intervenir al nivel de
las referencias sociales que hacen grupo?
Para Lacan, el horizonte del psicoanálisis en extensión se anuda con la hiancia que
ocupa el lugar de la causa en la intensión.
En dicha hiancia se inscriben tres puntos de fuga (RSI) que son otras tantas
maneras del empalme.
Será la función deseo del analista lo que en esa hiancia articulará intensión y
extensión analíticas.
El punto de fuga en lo simbólico es la “ideología edípica” que vela con los
personajes de la novela, la función de nominación y la castración en el Otro.
Este punto de fuga indica que el padre es insuficiente para tratar el malestar del
grupo, pero que no sirve dedicarse a denunciar los semblantes en que dicha función
se sostiene, ya que esto abre a los retornos de un superyo feroz. Entonces, no
denunciarlo sino servirse.
Así, quizá, la incidencia política, que está del lado de la extensión, solo pueda
efectivizarse al modo de la intensión: fugaz, no bajo el modo de la denuncia y la
disputa, sino con la figura del horizonte deshabitado del ser que denuncia sí los
puntos de inconsistencia en medio de las verdades y certezas que la era de la
ciencia quiere hacer creer.
¹ Bassols, M., “Psicoanálisis en intensión y en extensión: los tres puntos de fuga”, en: http://psicoanalisislacaniano.blogspot.com.ar
² Ver primer párrafo de la “Proposición del 9 de octubre de 1967” sobre el psicoanalista de la Escuela, en Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 261.
³ Miller, J. A. Ironía. Uno por Uno 34. 1993