Segregación y Racismo

Ernesto Derezensky
AME EOL-AMP
Responsable del VEL: Violencia Estudios Lacanianos
Buenos Aires

Me propongo abordar los procesos de segregación y racismo dentro de una problemática
más general que incluye los fenómenos y la estructura de la violencia. Esto supone
situarlos dentro de las formas en que se manifiesta el malestar en la cultura. La
segregación es inherente al discurso, es decir a las formas que adopta el lazo social. Hay
una segregación propia de todo lazo social, se trata entonces de algo estructural. En El
Seminario 17, El reverso del Psicoanálisis Lacan señala que: «En la sociedad… todo lo
que existe está fundado en la segregación», «Nunca se ha terminado completamente con
la segregación […] Nada puede funcionar sin ella…. Es el efecto del lenguaje». La
primera referencia surge en el Seminario en el contexto del cuestionamiento del
complejo de Edipo. Lacan vuelve a interrogar el texto de Freud Tótem y tabú para
destacar las consecuencias que siguen al asesinato del padre: el pacto fraterno y la
emergencia de la ley. Nos dice «Este empeño que ponemos en ser todos hermanos
prueba evidentemente que no lo somos. Incluso con nuestro hermano consanguíneo,
nada nos demuestra que seamos su hermano, podemos tener un montón de cromosomas
completamente opuestos». «Sólo conozco un origen de la fraternidad…. Es la
segregación». «Incluso no hay fraternidad que pueda concebirse sino es por estar
separados juntos, separados del resto, no tiene el menor fundamento, como acabo de
decirles, el menor fundamento científico». Ahora bien, tenemos una tesis, que es la de
Lacan en 1967, en su «Proposición del 9 de Octubre», primera versión, que hace de la
segregación, de su desarrollo creciente, algo que no es estrictamente efecto del discurso
de la ciencia, si bien le es correlativa. Cito a Lacan «Se trata del advenimiento,
correlativo a la universalización del sujeto procedente de la ciencia, de un fenómeno
fundamental cuya irrupción puso en evidencia el campo de concentración. ¿Quién no ve
que el nazismo solo tuvo aquí el valor de un reactivo precursor?» Tenemos aquí
planteadas diferentes cuestiones. ¿Dé que se trata cuando hablamos de universalización?
¿Por qué en la civilización de la ciencia la única vía para tratar las diferencias sería la
segregación? En verdad el significante y el goce no tienen el mismo régimen, el primero
es universalizable, el otro no. El discurso de la ciencia hace funcionar un para-todos, lo
que conlleva el intento de suprimir las diferencias al nivel del deseo y del goce. La
universalización que podemos llamar científica consiste en una tendencia a la
homogenización de los modos de gozar en la civilización. Esta universalización no pasa
por el significante Amo, el discurso de la ciencia conlleva una precarización, un

debilitamiento del S1. Debemos también considerar el papel que cumple el mercado, es
decir aquello que se juega al nivel del manejo de los medios de producción. Lo que hace
funcionar al proceso de producción capitalista es la plusvalía que Lacan asimila al plus-
de-gozar del capitalista. La producción intensiva del plus-de-gozar en todos lados y para
todos, solo logra reanimar más violentamente la falta-en-gozar constitutiva del sujeto en
toda civilización. La producción es sin límite, pero no logra eliminar las paradojas del
mercado. Por otro lado hay un empuje a gozar, empuje a consumir, que busca suturar la
división del sujeto con el consumo de los productos. Resulta paradigmática la
propaganda de una conocida marca de indumentaria deportiva que nos dice «Nothing is
impossible.» Todo puede consumirse, y también los productos derivados de las
innovaciones de las tecnociencias se vuelcan al mercado. La ciencia aliada a la técnica
interviene sobre los fantasmas de completud (sexuales, de procreación, de la estética de
los cuerpos) ofreciendo una promesa: Todo es posible, desde el cambio de sexo, a la
elección de los rasgos del niño por venir. La lógica capitalista impone una voracidad
ilimitada, es la misma que se encarna en los imperativos del súper yo, más se le ofrece,
más demanda. El proceso de la llamada globalización no logra hacer desaparecer las
diferencias, hay siempre algo que resiste a toda homogenización posible. Es notable
como en diferentes lugares del mundo se intenta resolver estos problemas a partir de un
tratamiento que podríamos llamar espacial, los unos en un lugar y los otros en otro
lugar. Se trata de una solución que podríamos llamar por vía del reparto del territorio.
Vemos así como irrumpen fenómenos que son estrictamente correlativos, el surgimiento
de villas miserias, favelas, pueblos jóvenes como se los denomina en diversos lugares
de América Latina, en los que se registran episodios de violencia que son reflejados por
los medios periodísticos, y por otro lado la construcción de countries, barrios cerrados
que buscan preservar a sus habitantes de estos fenómenos de la violencia urbana.
¿Cómo el discurso analítico podría ser no segregativo, considerando que de todos los
discursos que conocemos, es el único que no aboga por la justicia distributiva? El
discurso analítico pretende escapar a la segregación por la vía del uno por uno, el
analista está en la ciudad y se presenta como un objeto versátil, a ser tomado en las
diversas configuraciones transferenciales que se presentan en la práctica. Es el desafío y
la apuesta que se le presentan hoy al analista cuando aborda los así llamados nuevos
síntomas de la actualidad. Es una apuesta por la eficacia del psicoanálisis. El racismo de
los discursos en acción, como dice Lacan, no se reduce a un puro problema de lenguaje,
o al problema de la identificación, sino que concierne a lo que en el discurso no es

lenguaje, es decir al goce. El discurso supone un orden que implica modos de gozar, no
solamente el goce sexual, sino diversos modos de gozar, el goce de morir, el goce en
juego en la violencia, en el asesinato, podemos utilizar el término goce en un sentido
amplio. El racismo se puede pensar en relación al goce del Otro. Es un odiar, un no
soportar el goce del Otro. Definir al racismo como el rechazo de la diferencia no
alcanza, ni tampoco sólo definirlo a partir de la lucha de clases (perspectiva marxista).
En el texto «Televisión» Lacan es interrogado ¿De donde le viene a Ud. La seguridad de
profetizar un ascenso del racismo? Y por qué diablos decirlo?. Lacan responde: Porque
no me parece divertido y sin embargo es verdadero. Destaca que en el extravío de
nuestro goce no hay más que el Otro para situarlo. Por otro lado cuando uno se mezcla,
fantasmas inéditos surgen. Efectivamente mientras se mantiene una distancia, la
amenaza que implica la proximidad del goce del Otro puede ser soportada, el problema
se plantea cuando uno se mezcla, se junta, y el otro aparece como el extranjero, el
invasor, el que viene a disputar los puestos de trabajo, a gozar de las mujeres, a ocupar
el espacio común. Si Freud pudo escribir «El porvenir de una ilusión», Lacan señala que
el porvenir será de las formas más crudas del racismo y nos plantea la posibilidad
amenazante del retorno de un pasado funesto. No se trata sólo de agresividad imaginaria
que se dirige al semejante, en el racismo se odia a la manera particular en la que se
imagina el goce del Otro. Podemos decir que es la proximidad del otro lo que funda el
racismo y, desde el momento en que hay acercamiento, hay confrontación de modos de
gozar incompatibles. Por esto siempre se planteó un modo de resolución de las
cuestiones raciales a partir del llamado espacio vital. La verdadera intolerancia es la
intolerancia al goce del Otro. De la uniformización de los modos de goce y de la
producción de un sujeto en falta de goce, surge la idea de lo Otro, y los procesos de
segregación que van con el racismo.