RESEÑA DE LA CONFERENCIA SOLEDAD Y LAZO

por Marcela Saber
CID San Luis

La II Actividad Regional Extraordinaria – IOM2 Nuevo Cuyo, se llevó a cabo el sábado 7 de agosto. El escenario, la plataforma de Zoom, fue la que nos convocó a la presencia de Daniel Millas (AME EOL-AMP), quien generosamente nos acercó a las nociones de soledad y lazo social. Escucharlo abrió en mí nuevos interrogantes, y en esta oportunidad intentaré centrarme en su invitación a diferenciar el sentido común, de lo que nos interesa en psicoanálisis sobre las nociones de soledad y lazo social. En sentido común, el término soledad, hace referencia a la ausencia de compañía, a un modo de vivir y habitar el mundo, en cambio en psicoanálisis nos interesa la soledad estructural propia del ser hablante, la soledad vivida como un padecimiento que puede tener distintas manifestaciones clínicas, como en el caso del sujeto psicótico. Dice Daniel Millas es necesario atender lo que para el sujeto psicótico cumple la función de compañía. El psicótico realiza la experiencia de una soledad radical, una soledad sin Otro.

Ahora, hablar de lazo social, en un sentido común, nos conduce rápidamente a ubicarlo como el equivalente a participar de una realidad colectiva, a establecer relaciones con personas con intereses comunes. Pero en psicoanálisis, nos referimos a otra cosa. Lacan en su Seminario El reverso del psicoanálisis1, introdujo la noción de lazo social que no lo hace equivalente a la idea de sociedad. Lacan aborda el discurso como un lazo social fundado en el lenguaje. Miller en los paradigmas del goce 2, ubica el goce discursivo a la altura de esta enseñanza del Seminario 17. Miller nos dice que en el reverso del psicoanálisis hay una relación primitiva del saber, de los significantes y el goce. Lo que me llevó a reflexionar acerca de los imperativos de goce de la sociedad actual en la que vivimos, esta que invita al consumo y a la satisfacción ilimitada. Me preguntaba, ¿Qué tipo de lazo hace el sujeto con los objetos? ¿Qué lugar ocupan los objetos de consumo como el smartphone, la PlayStation, y también las plataformas de tv como Netflix, Amazon, que ofrecen maratónicas series para mirar durante el fin de semana? ¿Estamos hablando de sustitutos de goce? Miller dice son cositas de nada, migajas que dan incluso su estilo propio a nuestro modo de vivir y gozar. Por lo que podremos decir, que se puede hablar de un lazo, el de cada Sujeto con un trozo de plus de goce promovido por un gadget. Miller, en su libro La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, en el capítulo Las migajas del goce, cuando presenta el goce discursivo, dice […] se trata de un ser de goce, de un cuerpo afectado por el goce. Por eso Lacan subraya en El Reverso del psicoanálisis que el punto de inserción del aparato significante es el goce 3.

Entonces, la relación del significante y goce es primaria y originaria.

Daniel Millas, para el desarrollo de esta conferencia, se sirvió de los aportes de veintisiete pretextos de distintos colegas de la región de Cuyo, lo que le permitió ubicar en ella cinco ejes temáticos: Soledad y lazos, Todos delirantes, Soledades y compañías en plural, La soledad en la práctica analítica y el quinto punto, Soledad y Escuela. Este último punto movilizó bastante al auditorio, contando con variadas intervenciones y preguntas al expositor para que pudiera referirse a la Soledad y los Institutos, y la permutación en las funciones de la Escuela y en los Institutos. Millas, acerca de esta temática, hizo referencia a la importancia de no estar solos, y pertenecer a los Institutos como comunidades de trabajo. Además, destacó que veremos las diferencias por el modo en que cada uno se inscribe a eso. La discusión quedó abierta, seguramente resonando en cada uno de los participantes para una nueva conversación.


¹ LACAN, J. El Seminario, libro XVII: El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós.
2
MILLER, J.A.  La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires. Paidós. 2014.
3
MILLER, J.A. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires. Paidós. 2014, pág. 251.