por Octavio Joaquín
Coordinador del Taller de espacio de Arte/Terapia del CIPAU
Mendoza
El Arte en lo pre-natal, en la niñez, en la adolescencia y en el tiempo, va promoviendo o inhibiendo la singularidad.
Lo importante de la presencia del ARTE en estas etapas de la constitución y estructuración de la persona, es que las expresiones artísticas como EXPERIENCIAS en todas sus manifestaciones disciplinares y expresivas, concurren moldeando y habilitando un lenguaje singular u original o, alterándose por propósitos ajenos a la naturaleza del individuo, estereotipándola.
Haciendo alusión a lo que Carl Jung escribió: El vino de la adolescencia no siempre aclara según pasan los años, a veces se vuelve turbio; el tiempo per se no tiene por qué curar las heridas o mejorar los aspectos propios de cada persona, sino que es la actuación lo que lo hace. ¹ He observado, y sigo haciéndolo, esto me ha llevado a seguir cuestionándome cuánto de SINGULARIDAD U ORIGINALIDAD hemos ido perdiendo por causas impuestas y/o adquiridas, para y por pertenecer a un universo o institución (hogar – escuela – barrio – moda – etc.).
Dejando estas pérdidas, huellas o espacios vacíos donde, a veces, son habitadas por sentimientos producidos por las reglas del juego que se presentaron, y así esas reglas o condiciones son las que van moldeando lo que dista del querer SER y HACER, y por temor a no PERTENECER se transcurre arrastrando esas FALTAS y/o AUSENCIAS tendiendo a adoptar el comportamiento de la mayoría, habiendo nacido originales y muriendo como copias.
“Fortaleza tiene aquel que, de saberse para sostener su impronta original, así como un árbol joven, soporta las fuerzas de un huracán”. (Reflexiones ante eventos de mi vida)
Mis pasos desde mi rol como Tallerista artístico en lo terapéutico para el desarrollo e intervenciones en Instituciones ligadas a la Salud Mental, Instituciones de encierro, Ámbitos Comunitarios y Educativos se alternan con el estudiar, trabajar, construir y pensar, de forma interdisciplinaria y transdisciplinaria, con sus especificidades científicas, filosóficas, legales, educativas y operacionales. A fin, que la lógica a aplicar sea la adecuada en cada Espacio o Taller para acompañar al/los asistentes en este Dispositivo Arte Terapéutico, teniendo un previo diagnóstico y pautas de lo situacional en la demanda de cada interesado, Institución y/ o Ámbito con esta Disciplina.
Cabe aclarar que la función que realizo es de Tallerista y no de Profesor, ya que el Taller de Arte/Terapia no forma sino facilita técnicas y, por sobre todo, ESTIMULA la AUTO-CONFIANZA del HACER y VIVENCIAR, a través, de disparadores y consignas que promuevan ACCIONES INDIVIDUALES y/o COLECTIVAS.
En cada contexto, y en su particularidad, los ejercicios o dinámicas del Taller de Arte/Terapia se adaptarán buscando los objetivos trazados como estrategia; siendo estas, en cada EXPERIENCIA, lo que oriente para saberse, sentirse y reconocerse en sí y en otro desde lo vincular; en el PROCESO o ACCIÓN que el Espacio les propone y permita para REFLEXIONAR y trabajar “AQUELLO o ALGO” que lo expresa desde un lenguaje no verbal; permitiéndose CONOCERSE, no sólo en certezas, sino también en errores, develando así su Ética impuesta de un DEBER SER y HACER e ir encontrando lo que la persona en su tiempo OBSERVA, lo que EMERGE de aquello que le es propio y no interpretable por un otro.
Para concluir este relato, espero sea clara mi posición como Tallerista en Arte/Terapia; la voy corrigiendo y reformulando en el tiempo ante el encuentro que voy teniendo con cada singular PERSONA adolescente, adulta y/o adulto mayor.
Querría compartir desde mi experiencia y desde las “miradas psicoanalíticas” de las/os profesionales con los cuales he trabajado, que todo lo simbolizado o significado le es propio al autor de estas acciones estéticas. Como expresión o palabra irreductible en su discurso no verbal (expresión artística) está la pregunta implícita y visual, la que no es interpretable, ya que “mi y nuestra” búsqueda como equipo, en las intervenciones, son que la naturaleza singular de cada producción en el Taller sea invitar a que haya una respuesta propia y original, aunque la realidad que decidió la persona elaborar, decir, graficar, motivada por la consigna para su expresión artística, sea insoportable. Como Tallerista, el objetivo es no sólo promover la creatividad singular, sino, además, que desde la reflexión haya una MIRADA HACIA SÍ MISMO y no dependiente de la mirada de un otro.
1 JUNG, C. G. Psichology and Alchemy (1944), vol. VIII, parág. 423.