LO SINGULAR EN LO COLECTIVO

por Gustavo Slatopolsky
AP EOL-AMP
Buenos Aires

Intersección propone pensar la experiencia de la cigarra en su número “Locuras y ficciones de la normalidad”. El tema tiene su pertinencia en la tensión siempre presente singular/Universal, tomado en esta ocasión en el sesgo de un dispositivo clínico para la atención del autismo y las psicosis en la infancia que se inscribe en el sistema público, advertido del empuje de la época por efecto de una lectura que da lugar a la maniobra y sus consecuencias.

En nuestro caso, por tratarse de un Centro de Salud Mental en CABA con larga tradición del psicoanálisis ya desde su fundación hace más de cincuenta años, el “empuje de la época” con el que tuvimos que maniobrar se trató menos de la locura presente en el empuje a la evaluación que desarrolla Miller en “Todo el mundo es loco” que de poder inscribir en el Otro la pertinencia de un dispositivo clínico sostenido en los desarrollos de Lacán.

Se tornó indispensable un diálogo con la dirección, tenso por momentos, que sostuviese una lógica del Uno allí donde la época apuesta por lo múltiple ¹ . De manera más sencilla: se cuestionaba la supuesta irracionalidad de un dispositivo que se sostuviera en una exclusiva orientación teórica -obviamente sostenida por supuestos “fanáticos”- en lugar de integrar la sumatoria de la expertise, que aportaría la reunión de todos los saberes científicos que aportarían las múltiples “miradas” integradoras

–a las que por supuesto podría sumarse el Psicoanálisis, como un saber más entre otros-. He aquí una primera clave de la disputa en cuestión: en aras del “bien del paciente” el Psicoanálisis debería hacer lugar a todos los saberes, incluso a aquellos antagónicos desde sus premisas y orientaciones, y sumarse al canto de sirena del sentido común en pos de la evidencia.

El primer movimiento fue desandar la idea de Hospital de Día con mayúsculas.
Interrogar la mayúscula, reinscribir la idea de aventura y travesía desde la escritura minúscula, hospital de día, así, sin apelación a Universal alguno como modo de tratamiento, abrió la chance de comenzar a experimentar en talleres impensados hasta entonces como modalidad de tratamiento y localización.

Veníamos trabajando desde hacía tiempo en una lógica de trabajo en la que un analista, a partir de un interés particular recortaba una pregunta en torno al trabajo en las psicosis y el autismo y con ello se inventaba un taller –cómo se articula la palabra: taller de la palabra; cómo se las arreglan con el cuerpo: taller 208x; cómo se suple el cero en la estructura y es posible contar: taller cerocomauno; y más, y etcéteras varios–. La idea era recorrer durante años la pregunta y sostener un modo de trabajo singular-en-lo–colectivo, esto es, una propuesta en el “para todos” a recorrer en conjunto pero cuya lectura cerniese el punto singular, ya en la detención, ya en la invención, y hacer a partir de esta lógica de taller un laboratorio de la estructura en el que se pudiese incidir desde el lugar del analista en una nueva solución en el anudamiento singular.

La decisión de un taller que dejase caer las habilidades sociales, la reinserción del individuo y todo aquello que desorientase la dirección por el sujeto hizo necesario una reinterpretación de las minúsculas alcanzadas para comenzar a pensar a la cigarra ya sin la idea de hospital de día. Dejamos de preocuparnos por el diagnóstico a la entrada para dar cauce a lo que hacía tiempo sucedía: hacer lugar a niños y niñas caídos del Otro social sin importar la estructura en juego. La cigarra tomaba entonces el lugar de operación a contrapelo del empuje de la época, que definíamos en los términos que siguen:

– hacer de un modo singular de habitar el goce que rechaza el lazo y no se sujeta a discurso, trastorno
– aún con las mejores intenciones, dejar caer el rigor lógico propio de psicosis y autismo para clasificarlas en el marco de la discapacidad
– una vez definido como trastorno y degradado al minus de la discapacidad, enhebrar esta curva virtuosa en una lógica de lo colectivo en una política de inclusión social ²

Puede leerse de manera clara aquí la operación que instituye en el lugar de la garantía encarnada a los manuales diagnósticos en una vertiente de corrección política que busca incluir un psicoanálisis desfondado de su lógica.

Frente a esto sostuvimos –seguimos sosteniendo-:
– sostener públicamente la lógica del Psicoanálisis frente a las categorías diagnósticas del DSM o CIE
– pensar las altas del dispositivo sin tiempo prefijado por “tiempo institucional de tratamiento” (hay curas que llevan más de veinte años)
– es el analista quien tiene a cargo la cura. Es desde ese lugar que se piensa y decide la necesidad o no de interconsulta con Psiquiatría
– presentación clínica de pacientes
– la creación de un posgrado en el hospital mismo que, junto con las jornadas anuales la cigarra, se constituyen en espacios privilegiados de investigación que permitan una transmisión de la lógica de lo que allí acontece.


¹ Miller, J.A. (2015) “Todo el mundo es loco”, Paidós, Bs. As., pág. 139.
² Slatopolsky, G. “Editorial” en Ensayos 03. Revista editada por el espacio de investigación en psicoanálisis del Centro de Salud Mental Nº 1: Hacia una política para las psicosis y el autismo, noviembre del 2000, Buenos Aires, pág. 4.