por Fernando Ferreyra
Participante IOM2
Delegación La Rioja
Para Bergson, la risa no deja de ser un hecho social, un gesto social, nada fuera de la sociedad nos hace reír, y coincide de esta manera con Aristóteles en que el hombre es el único animal que puede reír. Si algo nos causa gracia es porque captamos un gesto, alguna actitud o algún rasgo humano, por eso la risa encauza una tendencia antropocéntrica y antropomórfica. La risa, entonces, custodia las costumbres […]haciendo que nos esforcemos por parecer lo que deberíamos ser, lo que indudablemente llegaremos a ser algún día […]1, dice Bergson. Ya que, cuando alguien se corre de lo establecido, de lo consensuado, de lo esperado socialmente, aparece la risa para corregirlo, para sancionarlo, para reprimirlo o para castigarlo. Es por ello que nadie que no busque la risa deliberadamente quisiera ser víctima de ella.
La ley fundamental de la vida es que nada debe repetirse. Esperamos cierta plasticidad, adaptación y flexibilidad en la vida cotidiana, proyectamos una imagen idealizada, que tratamos de cuidar y exigimos que los demás la respeten. Si nuestra imagen está en la mente de los otros, lo mismo sucedería con la risa, por eso nos reímos cuando vemos […] lo mecánico calcado sobre la vida […]2, de esa manera los que nos convierte en personajes cómicos es aquél que nos viene de afuera, […] aquél que nos impone su rigidez en lugar de amoldarse a nuestra flexibilidad […]3, por eso es de notar que es más fácil ridiculizar la rigidez de una virtud que la flexibilidad de un vicio.
Bergson no sólo destaca lo mecánico, sino también lo involuntario, podríamos decir también lo inconsciente, por sobre lo demás; es por eso que el personaje no sabe qué hace reír, por lo cual lo que le suceda tiene que ser contra su voluntad para que nos riamos, por eso, […] es cómico todo incidente que atrae nuestra atención sobre la parte física cuando nos ocupábamos de su aspecto moral […]4. Bergson apunta aquí a cierta insensibilidad del “corazón”, apunta a las inteligencias puras. Ya que no hay peor enemigo de la risa que la emoción. Si nos afecta lo que le sucede al otro, no nos reímos. Algo de la “forma” tiene que aparecer para que nos desafectemos. Ya que, cuando la forma impregna, el sentimiento retrocede.
Para Bergson, […] una palabra es cómica cuando nos hace reír de quien la pronuncia, e ingeniosa cuando nos hace reír de un tercero o de nosotros mismos […], es decir que lo mecánico, lo involuntario, y lo inconsciente como la muletilla, el latiguillo y la frase que se repite ésta se vacía de significado y deja de comunicar lo literal, pudiendo transformarse en la palabra cómica, nos reímos de quien lo dice y, sobre todo, de cómo lo dice; en cambio la palabra o frase ingeniosa está más ligada al chiste.
La vida en sí misma, para Bergson, es libertad, creación, elasticidad ilimitada, pero cuando penetra en la materia se ve continuamente impedida por un automatismo rígido que procede de ella y que actúa bloqueando su devenir infinito. La materia es esencialmente lo que se repite y a ella pertenecen el mecanismo y el automatismo. Por eso, afirma Bergson, que la materia es el obstáculo que se opone a la vida; la materia resiste la acción del impulso vital, la materialidad es la inversión del movimiento de la vida. Todos los animales, menos el hombre, son prisioneros del automatismo. Pero el hombre, sin embargo, es capaz de dominar el automatismo de la materia gracias a su inteligencia, al lenguaje y a la vida social, que conserva los esfuerzos de la colectividad, y resultado de eso es “La risa”.
La risa es, por tanto, un gesto con el que la sociedad responde a otro gesto, un correctivo que persigue el perfeccionamiento del grupo social. De ahí extrae toda su fuerza la sátira social, cuyo principal propósito no es la diversión, sino la crítica de una realidad que desaprueba y para cuyo fin utiliza el ingenio.
Bergson sostiene que la risa tiene una significación y un alcance sociales, ya que, con lo cómico, se expresa un cierto amoldamiento particular de cada individuo al conjunto social al que pertenece. Ello no le impide reconocer su carácter neutral desde el punto de vista ético, ya que, con la risa, no sólo se castigan defectos en sentido moral, sino también, y con mucha frecuencia, virtudes. En ese sentido, la risa es incapaz de trazar distinciones y castiga, por igual, a culpables e inocentes.
¹ BERGSON, H. La Risa. Ensayo sobre el significado de la Comicidad. 2°ed. Buenos Aires, E. Godot, 2016, p. 28.
2 Ibíd., p.38.
3 Ibíd., p. 47.
4 Ibíd., p 85.
5 Ibíd., p. 129.
Bibliografía
BERGSON, H. (2016). La Risa. Ensayo sobre el significado de la Comicidad. 2°ed. Buenos Aires, E. Godot, Argentina.
