ESBOZO SOBRE LA LOCURA EN LA DEMANDA DE AMOR

por Martin Bertea
Biblioteca de la Orientación Lacaniana de Mendoza

Converseando en el Subsuelo se inscribe como un seminario de la BOLM, donde nos proponemos entrelazar el psicoanálisis con otros discursos, principalmente con la literatura, interrogándonos sobre los malestares contemporáneos en articulación con la experiencia clínica. El espacio está a cargo de Martín Bertea y Lucas Simó.

Esbozo sobre la locura en la demanda de amor

Tomaré un recorrido que va de la demanda de amor al signo de amor, tema que ha estado presente en cada uno de nuestros encuentros, resaltando cómo esa demanda puede tornarse insaciable y voraz, con el efecto de enloquecimiento que puede producir. Conforme al espacio citado anteriormente tomaré algunos fragmentos de literatura y música.

La demanda de amor

¿Es por su naturaleza que el Amor
de tal clase que sea amor de algo o de nada? ¹

Lacan ha establecido que en el discurso analítico lo único que hacemos es hablar de amor. ² Si de amor se trata, resuena esa conocida referencia, que a priori resulta una suerte de aporía, pues afirma que el amor es dar lo que no se tiene. ³

Si la necesidad conlleva demandar algo a alguien, esta necesidad sufre una suerte de transformación por el efecto del significante, atraviesa una suerte de poda, y la demanda no quedará ligada a un objeto que la satisfaga, sino que queda articulada al par presencia- ausencia.

En la demanda de amor este binomio aparece de manera implícita, indecible, configuración de la omnipotencia del Otro como aquel que da o no algo de esta presencia.

Por eso Lacan sitúa que en la demanda de amor, lo que subyace tras ella, no es demanda de alguna satisfacción en particular, tampoco depende de las características del objeto, se sitúa más allá de la relación objetal. En esto queda plasmado lo incondicionado de la demanda y lo que se ignora entre los amantes es “el hecho de que es demanda sobre fondo de demanda de amor” 4 .

Es en esta dirección donde se puede ubicar ese engaño estructural con el que choca la demanda de amor, pudiendo despertar pasiones como la ignorancia o el odio, en tanto el amante y el amado desconocen la dialéctica de la demanda.

Atiborrando de objetos que apunten a la satisfacción de una necesidad particular, la demanda de amor puede cobrar un carácter insaciable y voraz, que puede resultar enloquecedor en cualquier relación:

Y me pedís lo que no tengo, mi bien
Lo que hago no te alcanza
No hay pan que tape el agujero 5

Entonces en el amor, se demanda alguien, es una demanda que apunta al ser del Otro, a recibir el complemento del Otro. Pero esta vertiente del amor conlleva el peligro de dejar la relación entre los amantes en un registro imaginario, quedar atrapados en un callejón sin salidas.

Aunque el amor cumpla con esta función de velo, la ilusión de completud con el Otro, deja también en descubierto el desconocimiento de la castración, de lo imposible de la proporción sexual. Tomo aquí un fragmento de Marguerite Duras, quien en el libro El amante 6 , dice: “Era el entendimiento inmediato de la relación sexual o no era nada”

Un signo de amor

Cito a Miller: “Ella busca el signo de amor en el otro, lo espía. Quizás quepa decir que a veces lo inventa (…) el signo de amor es tan frágil, tan fugaz, que hay que hablar de él con todos los miramientos. El signo de amor es a la vez mucho menos y mucho más que la prueba de amor (…) La prueba de amor siempre pasa por el sacrificio de lo que se tiene, es sacrificar a la nada lo que se tiene” 7

El signo se presenta como siendo la marca de la presencia de alguien: “no hay humo sin fuego”, da cuenta de que debió haber alguien que haya encendido el fuego. Entonces el signo de amor, permite situar la marca de la presencia de alguien, y lo será en tanto pueda dar cuenta del efecto de división que causa en el partenaire.

Lo que puede leerse como signo de amor no puede ser otra cosa que dar algo de la propia falta, de la propia castración, que se sitúa en las antípodas de dar algo.

En la neurosis, la respuesta del Otro como prueba de amor, siempre alberga un margen de vacilación, respuesta que puede tornarse equívoca, mientras que en la psicosis la respuesta del Otro aloja la certeza del amor o del odio.

En la experiencia clínica se pueden verificar estos conceptos, se puede constatar el malestar que le puede producir a alguien recibir únicamente regalos materiales en nombre del amor, o lo que puede ser peor en nombre de la generosidad. En este punto vemos aparecer la queja y el malestar de quien los recibe, y la desorientación de quien los da.


¹ Platón (2008) El banquete. Centro Editor de Cultura, pág. 86.
2 Lacan, J. (2015) El seminario de Jacques Lacan, libro 20: Aún, pág. 101
3 Lacan, J. (2014). La dirección de la cura y los principios de su poder. En T. Segovia (Trad.) Escritos 2 (1ª. ed. especial, pp. 559-615). Buenos Aires: Siglo Veintiuno. (Trabajo original publicado en 1953)

4 Lacan, J. (2015) El Seminario de Jacques Lacan, libro 5: Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires: Paidós, pág. 390
5 Bersuit Vergaravat (2005) Sencillamente, en Testosterona. Buenos Aires, Universal Music Group Internacional.
6 Duras, M. (2014) El amante. Tusquets Editores, pág. 26.

7 Miller, J-A. (2011) Donc. Buenos Aires: Paidós, pág. 237