Conversación: Summer-gidos con Matías Ruarte

Artista Visual
San Juan

Matías Ruarte nació el 5 de marzo de 1988, en San Juan. Desde temprana edad dibujaba en los horarios de clase en la escuela, aunque no lo hizo constantemente; fue el comienzo de su unión al arte. Su búsqueda perseverante lo llevó a encontrarse con la pintura como su apasionado medio de expresión. A los 22 años de edad ingresó a la carrera de Artes Visuales y decidió dedicarse de lleno a la pintura, hasta el día de la fecha. Participó de
numerosas muestras colectivas.

Nos sumergimos en una conversación con Matías Ruarte, quien nos enseña acerca del límite entre la abstracción y la figuración en su arte, límite de incertidumbre y de misterio; la deformación y la formación de la realidad como posibilidad de múltiples interpretaciones; el intento de plasmar lo efímero de lo cotidiano; la ciudad como interlocutora y, por último, lo orgánico de la locura y las ficciones de la normalidad.
Aventurarnos en esta inmersión implica por supuesto seguir la pista del artista, poniendo en primer plano su decir.
¡Los invitamos a zambullirse!

 

¿Cómo surge SUMMER-GIDOS?

Fue una pintura que dio inicio inconscientemente a la serie: allá por el 2014 me llamaba esa experiencia de pintar el agua y resultó una experiencia que me llevó de hacer una pintura a toda una serie. Una pintura me fue llevando a la otra, y así, el estudio y la búsqueda se fue ampliando poco a poco hasta que en el 2019 se concretó su presentación en el Museo Provincial Franklin Rawson.

Fue la exposición más importante de mi carrera hasta ahora -un antes y un después creo-, concluí una etapa que venía gestando hace tiempo.

Pero más allá de la serie en sí misma -en un sentido personal-, yo me estaba largando, sumergiéndome, en la pileta de la incertidumbre (el arte)…
Esta serie fue producto de decisiones que me llevaron a elegir este camino de la pintura, fue la primera serie que salió al poco tiempo de iniciarme en la pintura. Yo estoy sumergido literalmente ahí, en los colores, en la materia, en el agua…soy parte de ello.

Por otra parte, me gusta mucho lo que es abstracción junto a la figuración al mismo tiempo, ese diálogo entre los dos lenguajes: el agua y los reflejos que influye sobre la figura; las refracciones, la deformación, lo orgánico, las formas blandas. Era eso… explorar, buscar la abstracción y la figuración al mismo tiempo, ese límite.

 

¿Nos podés hablar de ese límite entre la abstracción y lo figurativo en la experiencia de tu arte?

Fue un desafío por varias razones: estoy sumergido en esto, más allá de la pintura, en la vida misma y tiene que ver con el momento en que yo decidí ser pintor.

Hay un artista que dice que el talento está en darse cuenta de lo que le hace bien hacer a uno, más allá de que tan bien pinte. Por suerte, pude darme cuenta de lo que quería, la decisión es lo más importante. Después viene todo lo demás…

Además, la serie summer-gidos se sitúa en una estación del año que es el verano que para mí es la estación en que uno se renueva. Es como un renacer energético: uno se sumerge, se descontractura, se deforma…es abstraerse y al salir es cuando se recrea, entonces, en ese proceso energético captar ciertos momentos que son efímeros, esas imágenes fugaces, esos instantes, ese proceso de sumersión.

…tiene mucho de misterio y de incertidumbre, la abstracción y la figuración tienen eso no sabés dónde va a ir: se deforma, se ablanda, se mueve, es orgánico a tal punto de llegar a ser grotesco! Me gusta que tenga movimiento, mancha, materia, textura y, al mismo tiempo, que forme alguna imagen.

Ese proceso de deformación y formación -jugar con esos lenguajes-, me divierte y me es muy difícil a la vez. Cada pintura fue un desafío y una batalla resolverla.

También me interesó mucho en lo pictórico cómo plasmar lo orgánico en ese límite entre lo figurativo y lo abstracto. Más allá de todo lo que tenga para decir conceptualmente el lenguaje pictórico me puede… En la muestra decidí instalar una pileta -una pelopincho- que es la misma que yo usaba en mi infancia-, y es por eso también que Summer-gidos habla un poco de eso, de ciertos tiempos de mi infancia. Ese objeto me retrae a las siestas infernales de San Juan, a la familia, a los recuerdos de barrio, de amigos, y de juegos… introduce además de un contraste de colores, un contraste de tiempos, de costumbres, etc.
Toda la muestra iba para los azules y verdosos y de repente colocar ese objeto anaranjado como el complementario de los colores, me pareció genial.

 

En esta cuestión de la infancia y del verano, hay un mural tuyo en la ciudad que retoma este último tema…

Sí, habla de una visión. Es una mujer que está viendo a través de dos bombitas de agua -elemento que remite también al verano, al calor, al agua, a los juegos de mi infancia con las bombitas, a la necesidad de refrescarse en esta provincia tan calurosa… a renovarse uno mismo.

Además es un mural hecho en un edificio muy alto y poner a una persona ahí que está viendo desde tan alto toda la ciudad, justo al oeste y a través de esos colores (rojo y azul) creo que es muy impactante. Me llevan a otra mirada, a los antiguos lentes 3D de cuando era un niño y veía todo distinto…

Quería darle una frescura a la mirada del sanjuanino, un espíritu joven, un aire renovador. Yo creo que eso está bien…

 

¿por qué al oeste?

Mira al oeste porque allí están las montañas, los diques…porque allí estamos nosotros! La cordillera tiene mucho que ver con lo nuestro, de algún modo es lo que nos caracteriza y además en el oeste está la puesta del sol, el atardecer.
Entonces, es una mirada a lo que está por venir .

 

¿…y el impacto y los efectos que ha provocado en la ciudad?

Tuvo mucha repercusión positiva para mí, por ejemplo, hubo gente que se ha sorprendido al enterarse de que lo haya hecho gente de San Juan, local.

Otra cosa que me han comentado es que el mural sale en google maps como un punto turístico o de referencia turística de la provincia.

Creo que se ha convertido en una especie de ícono, una impronta de la ciudad. Fue el mayor desafio a nivel tiempo y dimensiones que me ha tocado enfrentar, el mural tiene casi 30 metros de alto por 7,5 de ancho, es el mural más alto de la provincia y se hizo en un lapso de 7 días (¡récord!). Fue una experiencia única, tuvo mucho impacto a nivel provincial y también nacional, se comunicaron de otras provincias también por temas del mural para conmigo, eso me sorprendió muchisímo, una gran repercusión, creo que esto le cambió realmente la mirada a San Juan… estoy muy contento con los resultados y
espero que sigan pasando estas cosas en la provincia.

 

…pensaba, la imagen de este mural contrasta con el paisaje árido de la
ciudad, sus colores marrones y su clima desértico…

Es por uno de los motivos que elegí hacerla también, para contrastar con la aridez y darle color y frescura a la provincia. Es un poco a lo que nos incita, a refrescarnos, pero al mismo tiempo tiene muchos colores ocres, cálidos como son los colores pieles y los rojos…creo que se complementan como el calor y el agua, la tierra y el cielo, el azul y el rojo, el calor y el frío, la montaña y el vino, en fin…San Juan.

 

Tanto esta obra como Summer-gidos tiene esa cuestión que vos conjugás
en la sumersión de lo efímero cotidiano…

Al captarlo deja de ser efímero y pasa a ser una interpretación.

En mi trabajo busco captar ese momento efímero donde el agua influye en el cuerpo o también donde el calor abandona la piel.

En la muestra algunas pinturas, los personajes, tienen algo rojo en las manos, la energía reducida del calor bajo el agua, ahí concentrada, donde el calor desaparece. Es abstracto y figurativo al mismo tiempo y al plasmarlo llega de otra manera. Eso es lo que quiero plasmar, eso efímero.

 

Retomando lo que mencionás de la búsqueda que iniciás con la serie Summer-gidos ¿pensás que esa dimensión de la sumersión tiene que ver con la época contemporánea?

¡Si! creo que tiene mucho que ver, de hecho estoy sumergido en ella, en esta dimensión artística y contemporánea, tratando de atravesar un poco este sistema que va tan en contra.

Tenés la sumersión en la época efímera y los artistas lo pueden tomar: cuando intervenís como artista y tiene efecto en los otros, en lo social, a través de los elementos efímeros. La época, la sumersión, captar el instante.

El captar, observar y plasmar es como poner en valor esas cosas. No sé si el mundo va apurado, o es el ser, o si vivimos en un país donde todos corremos para sobrevivir…

A veces nos detenemos frente a una época que va tan rápido y es tan fugaz, a captar momentos efímeros e inmortalizarlos.

 

El tema de este número del boletín es “Locuras y ficciones de la normalidad.”
Esto hace referencia a que para el psicoanálisis las locuras, en plural, tienen que ver con los diversos modos de captación de la realidad, es decir, de cómo cada quién está necesariamente sumergido en ciertas coordenadas de lecturas. ¿Qué óptica pensás que tiene SUMMER-GIDOS acerca de la realidad?

Es a partir de la percepción justamente, es querer buscar lo abstracto de lo figurativo, alterar la realidad a través de un medio natural que es el agua, de lo orgánico.

Toca el límite de lo grotesco, las manchas, ver ese lado de la realidad.

Encontrar esa verdad que por momentos es tan abstracta que se escurre por ahí el misterio, lo que hay debajo de esa realidad que es la incertidumbre, el mundo del artista.

¿Qué es la realidad? No sé si existe una realidad, para mí existen interpretaciones de la realidad, más que una realidad.

Es de qué manera yo plasmo esa realidad, es el mundo donde uno se sumerge.